Parroquia de San Sebastián

Historia de la parroquia

Fotografía antigua de la iglesia vista desde la calle Atocha

Dos caras, como algunas personas, tiene la parroquia de San Sebastián… mejor será decir la iglesia… dos caras que seguramente son más graciosas que bonitas: con la una mira a los barrios bajos, enfilándolos por la calle de Cañizares; con la otra al señorío mercantil de la Plaza del Ángel.

Benito Pérez Galdós

Así comienza Benito Pérez Galdós, uno de los escritores españoles más importantes del siglo XIX, su novela «Misericordia», un fiel reflejo de la vida de las clases más humildes del Madrid de la época. En este texto, situado en la actualidad en las traseras de la parroquia de San Sebastián, el autor dotaba, de manera muy acertada, de dos importantes características a esta iglesia: la grandeza y la ruindad. Ambas han acompañado a la parroquia de San Sebastián durante toda su vida y han hecho de ella uno de los monumentos más importantes de la historia madrileña.

La época de mayor grandeza de la iglesia de San Sebastián se sitúa desde el momento de su fundación en el siglo XVI hasta su práctica total destrucción en 1936, con motivo de la Guerra Civil. Casi cuatro siglos de esplendor que se vieron truncados por la sinrazón de la guerra que sacudió España durante tres años. No obstante, esta icónica parroquia ha sabido renacer de sus cenizas y, tras su reconstrucción, alberga múltiples tesoros artísticos que merecen ser visitados.

Declarada como Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento histórico-artístico el 16 de octubre de 1969, cuenta también con un importante archivo que contiene las partidas de bautizos, nacimientos, matrimonios y difuntos de algunas de las más ilustres personalidades de la cultura y el arte de nuestro país. Entre otros en él se encuentran Miguel de Cervantes, Leandro Fernández de Moratín, Luis Madrazo, Jacinto Benavente, Lope de Vega, Ventura Rodríguez, Juan de Villanueva, José de Espronceda, Gustavo Adolfo Bécquer o Mariano José de Larra.

Primera edificación

El 1 de mayo de 1541, el entonces arzobispo de Toledo, el cardenal Juan de Tavera, mandó la construcción de una pequeña ermita bajo la advocación de San Sebastián.

Segunda edificación

Esta dio lugar en 1554 a un templo de mayor dimensión, que fue encargado al maestro Antonio Sillero. No obstante, su proyecto se vio ralentizado a consecuencia de una escasez de medios económicos y todavía en 1576 no se había cerrado la bóveda de la nave central. Aunque la apertura al culto tuvo lugar en 1578, las obras continuaron con la edificación de la capilla mayor, la sacristía, el cementerio y el ornato del templo.

En lo que respecta al exterior, la fachada fue diseñada por Sillero, pero la torre fue un proyecto del maestro de obras Lucas Hernández. A pesar de que la construcción de esta comenzó a principios del siglo XVII, nada queda de ella actualmente. Sin embargo, se sabe que fue muy similar a la de la iglesia de San Ginés.

Tras la clausura de las obras del templo, se establecieron varias congregaciones y cofradías, como la de la Misericordia, una de las más antiguas de Madrid, la del Cristo de la Fe o los Alabarderos de Palacio, la de Nuestra Señora de la Novena de los Representantes españoles y la de Nuestra Señora de Belén de los Arquitectos.

Con el paso de los siglos, la iglesia de San Sebastián fue dotándose de obras de arte en su interior, así como de numerosos ornamentos para las capillas, cuyo mecenazgo provino, en su mayoría, de las anteriormente mencionadas cofradías, o de donaciones de particulares.

El esplendor de la iglesia de San Sebastián se vio completamente arruinado durante la Guerra Civil española. Parte de la ofensiva durante los primeros meses de guerra, por parte de los miembros más radicales del bando republicano, fue la quema y pillaje de los templos católicos. Dada la ubicación céntrica de la iglesia, y como consecuencia de lo anterior, San Sebastián fue asaltada y quemada prácticamente en su totalidad, quedando únicamente el archivo histórico intacto. En este, aún se custodian multitud de datos sobre la construcción de la parroquia, así como de su estrecha vinculación, a través de partidas de bautizos, matrimonios y defunciones, con la literatura del Siglo de Oro español.

Asimismo, a finales de agosto de 1936 comenzaron los bombardeos sobre Madrid por parte del bando nacional. El 18 de noviembre durante una ofensiva a la plaza de Antón Martín, liderada por la legión Cóndor, algunos de los proyectiles cayeron sobre la iglesia de San Sebastián, pues existía la sospecha de que el templo albergaba un polvorín de víveres de los ejércitos republicanos. Tras el ataque aéreo solo quedó en pie parte de la cabecera, la capilla de los Arquitectos, la portada y la torre campanario.

Posteriormente, dicha torre, por disposición del Ayuntamiento, que deseaba ensanchar la calle de San Sebastián, fue derribada con la intención de volver a reconstruirla remetida hacia adentro, aunque nunca se llevó a cabo.

Reconstrucción de San Sebastián

Pasada la guerra, tuvo lugar la reconstrucción del templo, esta vez de la mano del arquitecto Francisco Íñiguez Almech. En 1943 dieron comienzo las obras con varios cambios significativos. Pese a que en un primer momento el proyecto albergaba la reconstrucción integral de la antigua iglesia, resultó necesario cambiar su orientación por completo. Debido a la irregularidad del terreno, acentuada por la obligación de conservar los restos de la antigua capilla mayor y la de Arquitectos, la torre y los restos de la capilla de Actores, a su vez afectados por la ampliación por parte del Ayuntamiento de la calle de San Sebastián, quedó descartada la reconstrucción según el modelo primigenio.

La nueva orientación modificó la disposición del altar mayor, que pasó a estar dispuesto en un lateral. La nueva capilla principal se ubicó junto al antiguo cementerio, el cual desapareció tras la remodelación arquitectónica, convirtiéndose en una floristería. Como curiosidad, tal y como consta en el archivo parroquial, en dicho cementerio fue enterrado Lope de Vega. No obstante, al dejar de pagar sus herederos los derechos al uso de la cripta, el ilustre dramaturgo fue enterrado en un osario del cementerio, motivo por el cual sus restos no son identificables.

Tras la intervención de Íñiguez Almech, la iglesia quedó divididas en dos partes diferenciadas. La zona mas antigua, que correspondería con las actuales capillas de Belén, Sagrado Corazón de Jesús y Virgen de la Misericordia, y la zona más moderna, a continuación de éstas, definida por una planta ochavada, cuya techumbre queda rematada por una gran cúpula central con linternas y un coro a los pies.

Finalizadas las obras, la iglesia de San Sebastián fue reabierta al público en 1959.

Declaración de BIC / Archivo histórico

Finalmente, resulta necesario señalar que la Iglesia de San Sebastián fue declarada como Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento histórico-artístico el 16 de octubre de 1969, en parte por el magnífico archivo que contiene, pues en él se encuentran partidas de bautizos, nacimientos, matrimonios y difuntos de algunas de las más ilustres personalidades de la cultura y el arte de nuestro país. Entre otros, Miguel de Cervantes, Leandro Fernández de Moratín, Luis Madrazo, Jacinto Benavente, Lope de Vega, Ventura Rodríguez, Juan de Villanueva, José de Espronceda, Gustavo Adolfo Bécquer o Mariano José de Larra.


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